La parroquia Agua Viva en el municipio Palavecino, estado Lara, celebra 27 años de aquel 11 de junio de 1998 cuando fue oficializada como parroquia autónoma.
Este aniversario - afirma el cronista José Luís Sotillo - no es solo un número: es el latir de su empuje incansable, el mismo que convirtió cañaverales en comunidades, y luchas vecinales en triunfos.
El licenciado Sotillo destaca que en el terruño querido, en cuyas entrañas guarda la historia prehispánica de los pueblos Caquetíos y Ajaguas, sigue siendo ese manantial existente, no solo de agua que fecunda la tierra, sino de coraje, tradición y belleza que nutre el espíritu.
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José Luis Sotillo. |
La fuerza de esta comunidad pujante reside, como siempre, en el empeño de su gente, en ese dar más sin esperar a cambio, movidos por la fe inquebrantable y la gratitud hacia la tierra que los acuna y el “Dios Todopoderoso” que los bendice.
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Agua Viva: Veintisiete años de Tierra, Canto y Memoria
Por José Luis Sotillo J.
@aguavivajose
En el mapa del corazón palavecinense, donde la tierra se pliega en verdor y memoria, Agua Viva celebra sus veintisiete años de promulgada. No son simples años; son surcos labrados en el alma de un paisaje que es poesía viva.
Mirada al Horizonte
Contemplar sus linderos, bordados por los valles del Turbio, mantos de un verde que calma el alma y nutre el espíritu. Alzándose como centinelas del tiempo, las imponentes Serranías del Terepaima enmarcan el cielo, guardando en sus pliegues boscosos el eco de pasos heroicos. Fue, en algún momento refugio del indómito Cristóbal Palavecino, años más tarde rugió con el triunfo federal el "León de Terepaima", General Nicolás Patiño Sosa. En sus laderas, los extensos cafetales de Terepaima. No dejo de evocar El Peñusco y Las Cuibitas lugares hechos poemas de agricultura y faena.
El Susurro del Agua y la Historia
Por sus entrañas serpentean los bucos y quebradas: Guamacire, El Tomo, Agua Blanca, Tabure, que como arterias de vida que nombran el territorio y cantan su origen. El mismo nombre, Agua Viva, naciente del manantial generoso que, en tiempo de verano, crece su caudal, regando no solo cañaverales, sino el alma de su gente.
En la Quinta Santa María, la pluma del versado Rafael Domingo Silva Uzcátegui atrapó esencias en letras, mientras la vieja Hacienda Agua Viva, susurra historias de un pasado que se funde con raíces más profundas.
Agua Viva en sus entrañas guarda la historia prehispánica de los pueblos Caquetíos y Ajaguas, primeros cultivadores de estos fértiles valles, y vegas del río Claro, sin dejar atrás lugares como Las Cuibas que habla de su propia etnia.
La Música del Alma
El aire aquí vibra como un compás único: el golpe larense, herencia rítmica de curarigueños y tocuyanos que late en el pecho de sus hijos. Por casi un siglo, los Tamunangueros de Agua Viva han elevado esta expresión a la categoría de “Patrimonio Cultural”, un legado sonoro que es orgullo y bandera. ¿Quién no recuerda el canto insistente de la “guacharaca volantona”, que despertó la curiosidad del visionario Alexí Vargas, impulsor incansable de esta parroquia?; Su sueño, tejido con la constante preocupación de vecinos unidos, hoy es realidad.
Rostros que Tejen la Memoria
En el caminar diario, la figura de la vieja Nacha Querales se volvió leyenda como incansable vendedora de manducas y conservas, hoy inmortalizada en el “paseo de las dulceras” que guarda su dulce legado. En las manos artesanas, el oficio perdura. Las confecciones de muñecas de antaño en la Casa de la Cultura San Antonio, honran el recuerdo de María de Jesús Escalona, Petra Ramona López, Adela Méndez; y tantas otras. Mientras las escobas de millo hablan de destreza ancestral.
En el Monumento a la Cruz, testigo mudo en lo alto, aún parece escuchar los cantos de velorio de aquellas letras tuteladas por Ramón Guédez, entonados al tono del cuatro de Pío Rodríguez y Gil Camacaro.
Pinceladas, papel y voz
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Graciela Carvhalo. |
Esta tierra es musa. Así lo atestigua "Hoja de Agua", donde el papel se convierte en voz, recordando el empeño de Graciela con Papelote. Gritan los colores en los lienzos de Coromoto Rodríguez y el recordado Leonardo Figueroa, donde lo divino tomó forma local. Y en la fe, las alegres y clamorosas homilías del recordado Tito Domínguez; aún repican como un regalo divino.
Agua Viva, Hoy
Veintisiete años después, Agua Viva sigue siendo ese manantial existente. No solo de agua que fecunda la tierra, sino de coraje, tradición y belleza que nutre el espíritu. Su fuerza reside, como siempre, en el empeño de su gente, en ese dar más sin esperar a cambio, movidos por la fe inquebrantable y la gratitud hacia la tierra que los acuna y el “Dios Todopoderoso” que los bendice.
¡Feliz vigésimo séptimo aniversario, Agua Viva! Que tu canto de guácharacas, golpes larenses y murmullos de quebradas siga fluyendo, eterno como tus serranías y fértil como tus valles. Tu historia, escrita en cafetales, lienzos, muñecas y montañas, es el tesoro más vivo de nuestra hoy parroquia.
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