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domingo, 14 de julio de 2024

Elección presidencial del 28 de julio es la más importante de este siglo

En su boletín 106 el movimiento Creemos Alianza Ciudadana publica un análisis histórico  de Maykel Navas titulado: A propósito de las elecciones en Venezuela, donde destaca que desde el año 2013 hasta la actualidad, las elecciones realizadas han sido señaladas con fraude, producto del cambio de normativas dentro del órgano rector electoral, dando paso a la abstención como estrategia, que le ha restado la importancia que merece al sufragio.



Creemos Alianza Ciudadana es una plataforma de articulación ciudadana que nace como iniciativa del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPyG) de la Universidad Católica Andrés Bello, con el objetivo de invitar a líderes y organizaciones de la sociedad civil para que se sumen a una plataforma donde reconocerse, articular, unir esfuerzos y planificar actividades para fortalecer la democracia.



A menos de un mes del proceso electoral más importante de este siglo en nuestro país, se hace imperioso realizar un análisis histórico de las elecciones y sus consecuencias inmediatas, desde la Independencia hasta la actualidad.

El 5 de julio de 1811, es una fecha clave para marcar un punto de partida en cuanto a procesos electorales se refiere, «constituye un momento cumbre para finiquitar el poder imperial de la conciencia colectiva y también para dar inicio al arduo proceso de la Independencia y alcanzar, con grandes sacrificios, la soberanía popular de una República liberal democrática». (Carrera Damas, G.)

En este contexto, la consecuencia inmediata fue la declaración de la guerra, con efectos materiales nefastos, acompañados del dolor y sufrimiento de los familiares por la caída de sus seres queridos, en el transcurso de más de una década de lucha emancipadora. «Este período (1811-1830) se caracterizó por el centralismo del poder, aún no se había definido el territorio nacional tal cual como lo conocemos hoy, y se formó el semillero del caudillismo; fenómeno que será determinante luego de 1830». (Solórzano, K)

Sin embargo, el sufragio en estas casi dos décadas fue posible con las limitaciones que el tiempo social le imponía, me refiero a las clases sociales, el esclavismo, la disparidad de participación y, en general, la falta de referentes y consciencia del derecho a elegir las autoridades de un pueblo que apenas está cimentando las bases de una República. Es importante resaltar que aun estando en guerra, el sufragio se mantuvo como fundamento de legitimidad y soberanía.

Para 1830, luego de la aprobación de la Constitución nacional y separación definitiva del proyecto de la Gran Colombia, los procesos electorales van a estar afectados por el caudillismo, representado en las figuras del proceso independentista. Sin duda, el general José Antonio Páez ocupa un lugar central en este periodo.

La disputa por el poder estaba marcada a grandes rasgos por la bipolaridad Caudillo-Poder Civil, donde el primero se impuso sobre el segundo, creando una lógica electoral de limitación del sufragio universal, donde solo los ciudadanos con bienes y riqueza comprobada podían participar en la elección de los representantes de los poderes públicos, con la excepción de quienes tenían instrucción pública. Estas condiciones restringían considerablemente la posibilidad de que las mayorías escogieran a sus gobernantes, ya que cerca del 90% de la población venezolana, hasta finales del siglo XIX, era analfabeta.

Es importante resaltar que la Constitución de 1864, decreta en el artículo 13, párrafo 7, “establecer en las elecciones populares el sufragio directo y secreto” y aunque la misma va a fundar una república federal, esta fue derogada en 1881.

Otro caudillo importante del siglo XIX, es el general Antonio Guzmán Blanco que, si bien, no es asunto de este análisis, es importante recordar que fue el presidente que fraguó el culto a Bolívar como política de Estado. Por lo tanto, durante el siglo XIX el derecho al voto fue limitado, derogado, aplanado por revoluciones caudillistas y resucitado por populismos novedosos.

Para las primeras tres décadas del siglo XX, durante el período Castro-Gómez se va a pulverizar la posibilidad del sufragio universal, las elecciones eran en segundo y tercer grado, el voto era público, no secreto. El presidente de la República era elegido por el Congreso, por supuesto, de mayoría oficialista; la historiografía nacional otorga a este periodo la consolidación del Estado moderno y el fin del caudillismo, y la tesis ideológica como política de Estado será la del cesarismo democrático. (Vallenilla, L)

Es necesario resaltar el episodio estudiantil de 1928, como ruptura y grito rebelde ante la opresión y la tiranía. Pero, no va a ser hasta la muerte del General que los partidos políticos se conformen para permear un proceso de cambios y exigencias socio-políticas. La década del 30 estará marcada por una oposición política de diferentes ideologías y pujantes de un proyecto de país diferente al denominado gomecismo con el Partido Democrático Venezolano (PDV).

Es precisamente en esta década que la bandera del voto, universal, directo y secreto va a ser el objeto de la lucha política y popular, teniendo en cuenta que aún el voto femenino no estaba contemplado y que solo los mayores de 21 años y alfabetos podían ejercer el derecho al sufragio.

Los fraudes electorales se habían dado en distintos momentos y formas en lo que iba de siglo, estos condujeron a intentos fallidos de golpe, alzamientos, protestas y conjuras, sin embargo, nada detuvo la voluntad de Gómez, excepto su muerte. Pero, ya López Contreras y Medina Angarita tenían como demanda el sufragio universal, sin embargo, ninguno lo concedió, aunque el segundo permitió el voto femenino de segundo grado.

Los sucesos de octubre de 1945, cambiarían el esquema político, se promulga, entre otros, un estatuto electoral (1946), sin duda un hecho revolucionario en el continente, al permitir que cualquier venezolano sin distinción de raza, género y/o clase social, desde los 18 años pudiera elegir directamente a sus representantes, a una asamblea constituyente y, posteriormente en 1947, promulgada la nueva Constitución, al presidente de la república.

Este logro electoral-popular fue empañado, en menos de un año, por el golpe militar de 1948, que precedió una dictadura de 10 años. Sin embargo, para 1958 las esperanzas de realizar elecciones y los anhelos de democracia, lograron prevalecer sobre el oprobio del gobierno militar y luego de su derrocamiento se estableció en Venezuela “un sistema de conciliación de élites” (Rey, J.), con la firma de un acuerdo entre los partidos políticos y algunos sectores de la sociedad venezolana, que se comprometieron a respetar el resultado electoral.

Este acuerdo que permeó la política en Venezuela durante 40 años, denominado como el período democrático, llegaría a su fin luego de las elecciones de 1998 con la victoria del teniente coronel Hugo Chávez. El sistema electoral se mantendrá, con algunos cambios que colocan en minusvalía a los partidos políticos en general, a los que se les quita el financiamiento, determinado en el presupuesto anual de la nación, con la excepción del partido gobernante que, si bien no recibe asignación de presupuesto, utiliza todos los recursos del Estado para las campañas. Es un período que merece un análisis aparte.

Para finalizar, desde el año 2013 hasta la actualidad, las elecciones realizadas han sido señaladas con fraude, producto del cambio de normativas dentro del órgano rector electoral, dando paso a la abstención como estrategia, que le ha restado la importancia que merece al sufragio, de aquí parte la trascendencia de las elecciones del próximo 28 de julio. Aunque casi 8 millones de venezolanos que están en el exterior, producto de la diáspora, y en su mayoría no podrán votar, los ciudadanos que se encuentran en el territorio nacional tienen un compromiso fundamental, marcando un hito de civilismo en lo que va de siglo. Las elecciones del 28 de julio son las más importantes desde 1998.


Por: Maykel Navas.



 

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